martes, 14 de julio de 2020

OS RECOMIENDO LEER


Hoy os traigo unas cuantas novelas de las que he leído a lo largo de mayo y junio. Las he puesto en el orden en el que las leía, pero solo las que me gustaron (he leído más). 

Pero no esperéis que os haga una reseña de esas megaguais y tan bonitas que hay por muchos de los blogs, yo no sé hacer eso. Sé leer, cosa que es de agradecer, y también sé identificar si una novela me gusta o no, pero de ahí a hacer una crítica profesional, pues va a ser que no. Así que perdonadme.

De la primera que os voy a hablar es Freis. Aullido de Verónica Monroy Romeral. Y con la que se presenta al Premio Literario de Amazon Storyteller.

Os preguntaréis qué narices hago yo leyendo un thriller paranormal, ¿no? Yo también me lo pregunté el día que me pidió que fuera lectora cero de esta historia. Pero todo tiene una explicación.

En su día —hace dos veranos— me leí Freis. Los coros del llanto, y no recuerdo haber pasado más miedo en toda mi vida a la hora de leer una novela —siendo sincera, igual no era para tanto, pero para mí era la primera vez que me aventuraba, por mi cuenta y riesgo, a leer este género, por lo tanto, mi umbral del pánico no tenía con qué compararse. 
No sé si os la habéis leído, si no la conocéis os animo. ¿Cuántos valientes hay? Id levantando las manos, mientras, os sigo contando.

Varios compañeros de letras me la recomendaron. Yo me negaba a darle una oportunidad, sin embargo, insistieron tanto en que valía la pena intentarlo, pues era una buena historia, que olvidé lo extramiedosa que soy y la descargué en mi Kindle.

La empecé a plena luz del día. Iba leyendo con medio ojo entornado y sufriendo, pero avanzaba. Y una noche que estaba sola en casa con mis dos hijos pequeños, cuando ya estaban dormidos, decidí que era buen momento para continuarla, no sé por qué lo decidí, pero lo hice —una a veces pierde la cabeza sin ser consciente—. 

Allí estaba yo tirada en el sofá y con todas las luces de la casa encendidas, con la única compañía de mis tres perras y mi gato. Abrí la Kindle y me puse a leer. Reconozco que algún que otro párrafo me lo tuve que saltar porque era demasiado explícito y una cosa es que me sintiera una intrépida y otra muy diferente es que lo fuera. 

En uno de los capítulos casi sufro un infarto, pero verídico. Incluso pensé que a la que iban a matar era a mí —en esta novela muere mucha gente—. Qué angustia y que dolor de estómago me entró. Superado el capítulo, después de beberme un vaso de agua fría, de lavarme la cara y de dar dos vueltas por el salón, porque no me atrevía a abrir la puerta y salir al jardín por si me esperaba fuera algún ser de otro mundo, continué (como si el ser del otro mundo no pudiera atravesar puertas y paredes).

Y llegó el instante en que creí haberme convertido en el niño del Sexto sentido (película que no he visto, pero conozco la trama). Sin necesidad de hacer spoiler, porque solo tenéis que leer el título y veréis que habla de que hay un coro que llora, pues ahí «lloraban» (en el libro), continué con la lectura y minutos después, empecé a sugestionarme un poquito más. Me sudaban las manos y tenía el corazón a mil. 

Qué bien lo ambientó la autora (Vero, te odio). Tan bien lo hizo que, juro dónde sea necesario, que oía llorar en vivo y en directo a alguien. Cerré el libro electrónico, lo tiré dónde me vino en gana y me puse de pie. Me esperé un rato antes de empezar a gritar y así unirme al coro con mis llantos, igual era uno de mis hijos que había tenido una pesadilla. No me atrevía a subir al primer piso —mi casa tiene varias plantas y para las miedosas compulsivas como yo, es una putada—. 

El lloriqueo seguía y no venía de arriba, era un llanto en estéreo, pero en mi salón, aquello lo que provocó es que mi estado de ansiedad aumentara (más todavía y soy de las que puedo llegar a límites insospechados). 

Me pasé la noche tiesa como un palo en el sofá, con los ojos abiertos de par en par como si me hubiera puesto unos palillos para que no se cerraran —qué grima, buaj— y con el teléfono en la mano por si tenía que llamar a los civiles; cosa estúpida, porque si era un fenómeno paranormal, ya ves tú qué narices iban a solucionar los pobres. 

Días después, sí, días, descubrí que el miembro del coro no era otra que la hija de mi vecina, ese verano tenía los dos años recién cumplidos y por las noches era una mosca puñetera —no más que mi hijo pequeño—, pero qué mal me lo hizo pasar la niña de los…

Como soy una somatizadora con patas necesité unos días de descanso y convencerme a mí misma  de que solo era un libro, una novela muy bien descrita, solo eso: Ficción. En el momento que conseguí reunir el valor suficiente, continué con la lectura, con el mismo miedo, pero leyendo a plena luz del día y en compañía.

En cuanto la terminé, llamé a la autora, —para el que no lo sepa somos amigas— con una emoción indescriptible, y le pedí la novela en papel dedicada. Era como si me hubieran otorgado la medalla al mérito, como si me hubieran incluido como miembro honorífico en el Club de los VALIENTES. Y ahí lo tengo en mi estantería de libros especiales, recordándome que conseguí sobrevivir a un thriller paranormal.

Y ya pasados dos años, esto del miedo que viví en primera persona lo tenía como un recuerdo dormido, como cuando me preguntan por el parto de mi primera hija. Parto traumático y doloroso donde los haya y que tardé nueve años en olvidar y me aventuré en un nuevo embarazo, pues con Freis me sucedió lo mismo.

Valiente que es una y se viene arriba cuando no debe, acepté emocionada ser de las primeras en leer esta nueva historia. Yo solo le preguntaba: «Pero, Vero, ¿da tanto miedo cómo Los coros? Y ella, como siempre me respondía: «¡Exagerá!». 

Y así quedamos, yo con el corazón en un puño preparada para hacer de lectora cero y ella a la espera de mi opinión.

Se mezclaron varios factores para que aceptara esta responsabilidad, una fue que necesitaba demostrarme que con los años había madurado a nivel miedil y la otra es un secreto: me declaro fan número uno de Freis. Un demonio ailurofílico y adicto al café que tiene un gato, Mau, que le acompaña en sus casos. Y no podía negarme a conocer la nueva aventura.

En esta ocasión, y supongo que, para tranquilizarme, Vero me comentó que la historia iba de hombres lobo y se desarrollaba en París, que seguro me gustaría. 

París, me encanta, siempre que he estado me lo he pasado genial, los hombres lobo, al fin y al cabo, son perros gigantes, me encantan los perros. Todo esto me lo repetía mentalmente mientras descargaba el archivo.

Empecé, el prólogo es muy heavy, pero debo admitir que, salvo un par de pequeños párrafos, no me salté nada.

Con el primer capítulo me reí. Sí, sí. Empezaba bien la cosa. Freis es único, y me encanta su humor. Hay una escena buenísima en el primer capítulo. 

Y fui avanzando y la trama comenzó y aparecieron nuevos personajes y emprendieron un viaje. Se iban en tren a París. 

Y sin darme cuenta ya estaba inmersa en todo el meollo. Y ahí venga a aparecer muertos y personajes que todavía no lo estaban. También había acción. Esta novela tiene mucha más acción que Los coros. Y Freis está que se sale con su palabrería. Los diálogos no tienen desperdicio. 

Había momentos en los que me reía yo sola —cosa normal porque no había nadie más conmigo—, pero luego llamaba a Vero y nos reíamos juntas. Igual solo era a mí a la que le hacían gracia estas cosas, pero no, los lectores coinciden en que esta nueva historia está llena de buenísimos momentos, que igual nadie llegó a las carcajadas como yo, que los que me conocéis ya sabéis que mi humor es negro y muy particular y que esta historia es thriller paranormal, no es de humor, no os vayáis a pensar que es una comedia.

Y sin hacer spoiler, diré que el final es de lo mejor. Más que el final, los capítulos finales.
Si os gustan los thrillers paranormales, deberíais leer esta historia. 

Aquí mi amiga narra muy bonito, y te hace unas buenas descripciones para que te sientas parte de la historia. Hay misterio, amistad, sí, los demonios a veces tienen amigos que se preocupan por él, y sale un gato muy majo. Las brujas tendrán un papel importante en esta historia y los malos… los malos son «buenísimos», pero en plan mal, no de que… bueno, mejor me callo. 

Lo que quiero decir es que es una buena historia y que, como yo, deberíais darle una oportunidad. 
Os dejo la sinopsis y el enlace para conseguir el libro.
Una última cosa. Podéis leerlas de manera independiente, son historias autoconclusivas y no necesitas leer la primera para entender la segunda.

Sinopsis

31 de diciembre de 2020. Es fin de año y Freis quiere celebrar una nueva victoria quemando esa noche. Sin embargo, sus planes se truncan cuando, pasadas las 00:00 horas, Nikférat acude a él por un brutal atentado que está sucediendo en París y que está siendo perpetrado por lo que parece una criatura bestial.
Con el objetivo de evitar que la humanidad confirme la existencia de los «seres ocultos» y sus terribles consecuencias, viajará a la capital francesa junto con la bruja Nann para descubrir al culpable. El mensaje de María Silvia, una religiosa que cree saber los motivos de los ataques, les pondrá bajo la pista:
El Orbe, la piedra con el poder de despertar y controlar a los licántropos, ha sido robado.



Os dejo el resto de novelas con su enlace de compra, que desde mi punto de vista, merecen ser leídas porque las vais a disfrutar mucho.  
Intentaré hablaros de ellas en otras entradas (y espero hacerlo pronto porque tengo pendientes recomendaros las del mes de julio). 


















2 comentarios:

  1. ¡Lo que has leído! Yo quiero atreverme con Vero, pero soy de los mismos miedos que tú. Me he sentido muy identificada jajajaja.

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  2. Pues te recomiendo entonces que leas "FREIS. Aullido. Salvo un par de escenas un pelín sangrientas de esas que me quitan el sueño, el resto se lee sin problemas. Y lo mismo tú eres del Club de los Valientes Plus y lo lees entero. Ya me contarás

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