miércoles, 22 de noviembre de 2017

Making off «Meses sin caracoles ni pastillas»

Pues el día ya pasó y ahora lo añoro... 
Como ya sabéis, el sábado dieciocho de noviembre, en la Casa de Cultura de El Campello, presenté «Meses sin caracoles ni pastillas», la segunda parte de mi primer libro publicado en septiembre de 2016 «Días de caracoles y pastillas». 
Esta nueva novela, también de humor, está escrita desde el año pasado, pero preferí no publicar enseguida, quería que los lectores descansaran un poco, esperé dejándolo reposar y tan en serio me lo tomé, que un año más tarde seguía metidito allá en un lugar perdido de mi ordenador. No es que estuviera olvidado, si no que no me inspiraba para dar con un título adecuado. Yo soy la Rara de los títulos, y con este no iba a ser menos, aunque aquí me he pasado siete pueblos; he tardado catorce meses en dar con uno, que se dice pronto, .
Probablemente, alguno de vosotros pensaréis que para ser este título «ya me vale». Os diré que yo estoy satisfecha, pero creo que ha sido más la desesperación que otra cosa.
Uno era días, pues este meses...
En cuanto tuve el título, lo demás vino rodado, con sus más y sus menos, pero en tres semanas, maqueté, busqué portada —esto fue otra pesadilla, para mí y para los que me rodean— y se imprimieron.
Me apetecía presentarlo en mi pueblo, y me comentaron que podría reservar una sala en la Casa de Cultura, y así hice.
Después, necesitaba a alguien que me lo presentara, podría haberlo hecho yo sola, sí, pero me hacía ilusión que alguien me acompañara de su mano delante del público. Mi amiga Alba C. Serrano, escritora de romántica, a la que le tengo muchísimo cariño y vive en Valencia, me comentó que quería venir, y me iluminé, le propuse que fuera ella la que lo presentara. En cero coma aceptó, cosa que agradezco. Como la distancia hoy en día, gracias al avance de las tecnologías, no es impedimento para hablar, y a nosotras mira que nos gusta, decidimos ver cómo hacerlo. Los días fueron pasando y nosotras chateando. La cuestión es que desde que se lo pedí no preparamos nada de nada; siempre que pretendíamos organizar algo de la presentación, surgía otra cosa y así estuvimos hasta el mismo sábado.
Por la mañana tuve que ir a la sala para decir cómo quería que organizaran las sillas y la mesa, necesitaba un proyector para mi booktrailer y no quería que se me olvidara nada. Alba ya estaba en El Campello, pero no podíamos vernos todavía.
Quedamos a la hora del aperitivo en el paseo, junto al mar; qué mejor sitio para intercambiar opiniones de lo que íbamos a decir por la tarde.
Me esperaba en una terraza, eran cerca de las tres y me tocó aparcar bien lejos, hacía buen día y todo el mundo había decidido salir a tomar el sol y no había aparcamiento cerca. Según me iba aproximando al lugar con todo el sol de cara, a lo lejos, me pareció verla sentada con su chico y su niño, pero al lado, en su misma mesa, veía que les acompañaban dos personas más. Se me pasó por la cabeza que al estar tan llenas las terrazas se les había acoplado una pareja de desconocidos. Yo iba avanzando cuando se me instaló una sonrisa de oreja a oreja al reconocer a uno de ellos. ¡Madre mía! No podía ser cierto, estaba acompañaba por Rafael Vallejo, sí, el escritor, el poeta con el que comparto Antologías y al que tanto cariño le tengo. Alba estaba sentada con mi lector 0 (este verano le ofrecí serlo de mi libro «Un donut por tus pensamientos»). ¡Ostras! Que la de la melena era su mujer. Pili venía con él —la reconocí de sus fotos de Facebook—. Yo avanzaba y él sonreía, todos se reían. ¡Qué momento!
No me lo podía creer, pero sí, ahí estaban los cinco.
Me hizo muchísima ilusión conocerlos en persona, tantas horas de conversaciones por el WhatsApp y por fin eran míos.
Rafa consiguió sorprenderme gratamente y eso que odio las sorpresas. Menudo gesto tuvieron él y su mujer, venir desde Madrid para estar en mi presentación. Qué buena gente son y cómo me reí con ellos. He decidido que Pili es mi gemela perdida.

Rafael Vallejo, Dublineta y Alba


Como era evidente, lo de preparar la presentación se volatilizó, pero me dio igual, era feliz conversando y riendo con ellos.
Nos despedimos, se pasaba la hora de comer, y soy de las que no perdono, y aún me quedaban cosas por atar.

Quedé en que la recogería a las cinco menos diez por su hotel y de ahí, iríamos las dos a la Casa de Cultura y ya que la gente estaba convocada a las seis, tendríamos casi una hora para intercambiar preguntas y respuestas. Teníamos que ensayar la presentación de una vez por todas.
Pues tampoco pudimos, la sala estaba cerrada y nos tocó esperar en la terraza de la cafetería que estaba junto a la sala Enric Valor que era la mía.
Nos tomamos un café con leche, saqué mis hojas que con tanta emoción había escrito, ella hizo lo mismo con su libreta, hasta dos caracoles de colores había dibujado. Cuando leí la primera frase, se acercó Susana, una amiga mía que había comido allí, así que abrazos, besos, presentaciones y me empezó a poner al día porque llevábamos casi seis meses sin vernos.
Apareció un señor que se presentó como el conserje, él tenía que abrir la sala y en eso llegó mi marido, mi editor y el pobre que me soporta a diario desde hace casi veinticinco años. Llevaba las cajas con los libros y como somos buena gente, las dos nos levantamos, nos despedimos de Susana hasta dentro de un rato y acompañamos a Persi dentro.
Ayudamos a poner la mesa donde irían los libros y cuando estaba lista, Alba y yo subimos al escenario, teníamos quince minutos para decidir cómo empezar la presentación.
Me vibró el teléfono, lo miré y entré en el Messenger. Me habían mandado una foto, sí, de la fachada del hotel de Alba. La miré y le pregunté por qué narices me enviaba una foto ahora. Ella me miró raro confirmándome que no había sido. Me quedé blanca (soy súper morena), leí el mensaje que estaba debajo de la fotografía. Daniel Casamayor Pindado, el escritor con el que también comparto relatos en varias antologías «se había perdido», había ido a poner gasolina y buscando gasolinera había terminado en mi pueblo. Otra sorpresa más. Sin haber terminado de reaccionar, apareció junto a su familia por la puerta de la sala. ¡Qué alegría más grande! Vaya detallazo. Tampoco nos conocíamos en persona, tan solo de hablar por el Messenger del Facebook, pero es de esas personas con las que congenias desde el primer contacto y allí estaban. Su mujer Nuria un encanto de persona y sus dos niños son fantásticos.
Saludos, presentaciones, besos y abrazos, también fotos... 

Dublineta y mi compi de Antología, Daniel Casamayor

De nuevo Alba y yo no pudimos hablar de aquello que íbamos a decirle a los asistentes.
La sala empezó a llenarse de gente y nuestro gozo en un pozo. 
Luces, cámaras y acción: 
Comenzó la presentación no preparada y como queríamos inmortalizar el momento y llegar a todas aquellas amigas que tenemos las dos al otro lado de la pantalla del ordenador, hicimos retransmisión en directo. Quedó más que plasmado que no habíamos preparado nada, pero el destino caprichoso o no... así lo había decidido.



Lo pasamos genial, nos reímos, lloramos de la risa y estoy segura que si lo hubiéramos podido preparar no habría salido tan bien.
Mil gracias a todos los que vinisteis, a mi media naranja valenciana, Alba, a Rafa y a Daniel por ese pedazo de sorpresa y a los que estuvisteis en el directo.
Espero que mi nueva novela os guste y que me contéis.




3 comentarios:

  1. ¡Hola Dubli!

    Me encanta la entrada que has hecho, de verdad. Como ya te he dicho en muchas ocasiones espero, con todo mi corazón, que te vaya más que genial pues no te mereces menos. A mí como ya sabes me han encantado los dos libros, han sido de diez. Incluso, podría decirte que me ha dado pena despedirme de Pili.

    Me alegro que tu presentación haya sido tan buena y gratificante y que hayas estado rodeada de tantas personas y sobretodo, especiales para tí. Espero algún día estar presente en una de ellas, pues seguro que nunca me arrepentiré de hacerlo.

    ¡Nos vamos leyendo por la blogosfera! Un besito <3

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    1. Mil gracias y sabes que te lo digo de corazón. Que sepas que te echamos de menos, podrías haber estado con nosotras ahí arriba. Así que ya sabes para el próximo libro no quiero excusas...
      No cambies nunca que me encanta como eres.
      Besitos

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  2. Hola Dublineta, me encanta la entrada que has hecho de la presentación de tu libro Meses sin caracoles ni pastillas, y además las palabras que me dedicas te lo agradezco enormemente viniendo de una escritora con tanto talento como tú. Decidí ir a apoyarte a Campello porque ahí tenía la oportunidad de conocerte en persona y estar juntos un ratito que para nosotros fue maravilloso. Fue algo increíble conocerte y charlar a orilla de la playa junto con Alba Cortés y su familia, que son unas personas maravillosas, Alba es una escritora maravillosa y conocerla también fue algo increíble. quería decirte que me encantó Días de caracoles y pastillas y ahora tengo entre mis manos Meses sin caracolas ni pastillas que seguro me encantará tanto como el primero porque tienes la capacidad de trasmitir en tus letras toda esa imaginación tan privilegiada que tienes y darles vida a unos personajes que para el lector es maravilloso. Tienes todo mi respeto y admiración porque lo demuestras en cada página y en cada capítulo y no todo el mundo tiene esa capacidad para hacerlo. Además haber sido tu lector O es todo un honor para mí, algo que te lo agradeceré toda la vida que hayas querido tener mi opinión. Desearte todo el éxito del mundo porque además de ser una gran escritora también eres una mujer maravillosa y puedes seguir contando conmigo para todo lo que necesites. un abrazo enorme y sigue escribiendo historias tan buenas como estas, tu pluma tiene mucho talento y además tengo la oportunidad de aprender de ti muchísimo. GRACIAS por ese maravilloso día que pasamos en Campello y hasta la próxima Dublineta.

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